—Ja, ja. Solo digo que ojalá supiera hacer algo tan chulo como eso.
No hubo respuesta inmediata. Tal vez porque yo no había dejado mucho margen para que me dedicara un insulto ingenioso.
Finalmente, alzó la vista con recelo.
—Tú curas a la gente, Magnus. Tu padre es en realidad un dios útil. Tienes un aura… luminosa, cálida, amistosa. ¿No te parece suficientemente chulo?
—Nunca antes me habían llamado «luminoso».
—Venga ya. Te haces el duro y el sarcástico o lo que sea, pero en realidad eres un buenazo.