es
Dolores Reyes

Cometierra

Notify me when the book’s added
To read this book, upload an EPUB or FB2 file to Bookmate. How do I upload a book?
  • Abril Altamiranohas quoted6 days ago
    No solo el amor acelera el ritmo cardíaco, también la música.
  • Abril Altamiranohas quoted6 days ago
    Una casa también podía morir.
  • Abril Altamiranohas quoted6 days ago
    pensé que la noche y el fondo del agua se parecían bastante
  • Abril Altamiranohas quoted6 days ago
    Me dio pena. No sé si por ella, o por lo que le habían hecho a María, o por mi mamá, o por la Florensia, o por la novia del Walter, o por mí. Lástima de todas juntas. Una tristeza enorme.
  • Abril Altamiranohas quoted13 days ago
    Mi única respuesta fue girar la cabeza para mirar por la ventanilla, como si eso pudiera sacarme del auto, del día, de mis manos sucias, de mi cuerpo y del embrujo de la tierra.
  • Abril Altamiranohas quoted14 days ago
    Aunque no hubiese nadie más en la casa, cerré la puerta para mirarme en el espejo, sola. Yo también estaba cambiando. Sabía que los días que vendrían iban a ser movidos. Quería acordarme de mi cara tal como era, por si con el quilombo que se venía pudiera perderse, ser otra cara. Después apagué la luz, salí del baño y me tiré en la cama a seguir durmiendo.
  • Abril Altamiranohas quoted14 days ago
    Me dio lástima, pero era así, todos buscaban solos
  • Abril Altamiranohas quoted14 days ago
    La casa no sé. La tierra, abajo de todo eso, era mía.
  • Abril Altamiranohas quoted14 days ago
    Si el pelo me sigue creciendo –pensé–, voy a ser yo también planta salvaje de pierna fuerte, hija del laurel».

    Nadie, del todo, me había arrancado a tiempo y ahora estaba sentada en el escalón de la entrada, abrazada a mis piernas.
  • Abril Altamiranohas quoted14 days ago
    espués empecé a pensar que yo también podía morirme y trataba de ver cómo sería, pero no podía. Como no podía imaginarme a mí misma muriendo, me imaginaba a una perra que arrastraba una de sus patas. Un tumor en la columna la iba enfermando, y yo trataba de ver al animal marchando con su pata caída por la ruta, por el barrio, por la puerta de mi casa, de ver esa pata que se le lastimaba cada vez más contra el suelo. El tumor crecía como le crecen las tetas a las pibas. La perra, cada vez más flaca, ya ni siquiera tenía ganas de comer ni de moverse. Yo me la imaginaba agonizando apoyada en la reja de nuestro terreno y en su carne me veía morir.
fb2epub
Drag & drop your files (not more than 5 at once)