Si no puedes seguir el ritmo de los demás, estás perdido. ¿Por qué trabajas por horas si tienes más de treinta años? ¿Por qué nunca has salido con nadie? Incluso te preguntan por tus experiencias sexuales como si fuera lo más normal. «Pero las de pago no cuentan», ¡te dicen riendo! No molesto a nadie, solo formo parte de una minoría y, a pesar de ello, se creen con derecho a violarte.