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Axie Oh

La chica que se entregó al mar

  • Oscar Alejandro Cortez De la Rosahas quoted2 hours ago
    Pienso en todas las cosas que ha hecho Shin por mí: me ha salvado del señor Grulla, me ha llevado hasta el Dios del Mar, recuperó el barquito de papel. Cree que no tiene alma, pero a mí me parece que sí.
    Me llevo la mano a la cintura, desato la bolsita de seda y la inclino hasta que el objeto que hay en su interior rueda hasta la palma de mi mano. Shin se gira, atraído por mis movimientos.
    —Mira, Shin —digo con una sonrisa—. He encontrado tu alma.
    Levanto la mano. En el centro de la palma está la piedrecita con el grabado de la flor de loto.
    Shin no dice nada durante unos minutos y me pregunto si le he ofendido, pero al poco extiende la mano y pasa los dedos por la piedra y por mi palma.
    —Puede que no sea tan grande como una montaña o tan brillante como la luna —explico cuando levanta la mirada hacia mí, con una expresión desgarradora y vulnerable en la oscura profundidad de sus ojos—, pero es igual de preciosa que ellas porque es tu alma. Es fuerte, resiliente y firme. Y terca. —Él se ríe ligeramente—. Y vale la pena, igual que tú.
    A Shin se le corta la respiración.
    El corazón empieza a latirme dolorosamente en el pecho.
    —¿Y bien? —pregunto, y levanto la mano—. ¿La aceptas?
    Sin embargo, en vez de cogerla, desliza su mano sobre la mía y la piedrecita queda entre nuestras palmas, que la sostienen con fuerza.
    —Si la acepto —contesta—, ya no la soltaré jamás.
  • Oscar Alejandro Cortez De la Rosahas quoted2 hours ago
    Shin se detiene para quitarse la prenda exterior y me coloca la larga chaqueta sobre los hombros. Inmediatamente dejo de temblar porque la chaqueta está caliente gracias al calor de su cuerpo.
  • Oscar Alejandro Cortez De la Rosahas quoted2 hours ago
    Me arremanga el vestido. Se me ha formado un gran moratón bajo la piel donde el señor Grulla me ha agarrado. Shin observa el moratón; no dice ni una palabra, aunque parece que sus ojos se oscurecen incluso más. Se aleja de mí y empuña la espada.
  • Oscar Alejandro Cortez De la Rosahas quoted9 hours ago
    —¿Cuál es la moraleja de la historia?
    Me fijo en su espalda y en el temblor de sus delgados hombros.
    —No hay moraleja, solo un… sentimiento, tal vez.
    —¿Y cuál es?
    —Que no hay lugar demasiado lejos del perdón. No de alguien que te quiere.
  • Oscar Alejandro Cortez De la Rosahas quoted14 hours ago
    —Bueno, me alegro de que hayas vuelto —digo, con cierta ligereza—. Por lo menos, si estás aquí, mi corazón puede hacer algo más que lamentarse.
  • Oscar Alejandro Cortez De la Rosahas quoted14 hours ago
    No me doy cuenta de que estoy mirando fijamente el hilo rojo del destino hasta que alzo la vista y compruebo que Shin también lo observa; después, levanta la mirada.
    —Kirin se frustró conmigo mientras estábamos en las montañas. Teníamos que seguir a los ladrones, pero yo estaba distraído. De vez en cuando, el hilo rojo del destino ondeaba o brillaba y pensaba: «¿Qué estará haciendo? Seguramente toda clase de trastadas». —Niega con la cabeza, con una medio sonrisa en el rostro
  • Oscar Alejandro Cortez De la Rosahas quoted14 hours ago
    —No persigas al destino, Mina. Deja que él te persiga a ti.
  • Oscar Alejandro Cortez De la Rosahas quoted14 hours ago
    llama la atención algo que está en la esquina. En la estantería colocada bajo la ventana hay un pequeño objeto. Parpadeo y me inclino hacia delante.
    Es el barquito de papel.
    Me acerco tambaleándome hasta la estantería. Los bordes del barco están chamuscados por el fuego, pero por lo demás está entero.
    ¿Cómo…?
    Apoyada en el lateral del barco hay una flor rosa y blanca recogida en el lago. Un loto en flor cuyos pétalos abiertos muestran un centro del color de una estrella. Imagino que Shin se fue a por el barquito durante la noche, después de que me quedara dormida.
    Me llevo el barco y la flor al pecho, y me embarga un sentimiento extraño. Sigo con los ojos la cinta, de un color rojo pálido a la luz del amanecer, que sale por la ventana.

    Se aman

  • Oscar Alejandro Cortez De la Rosahas quoted14 hours ago
    —¿Por qué has metido la mano en el fuego? Ya sabías que era demasiado tarde para responder al deseo. Solo era papel.
    —Lo sé, pero… —titubeo e intento explicarle algo que ni siquiera yo entiendo—. En ese momento, no hacer nada dolía más que meter la mano en el fuego.
  • Oscar Alejandro Cortez De la Rosahas quoted14 hours ago
    —Eres un dios.
    Se le agita la respiración y obtengo la respuesta. Hunde los dedos en la tela de la túnica.
    —Shin, ¿de qué eres dios?
    Al principio pienso que no querrá responder, pero después niega con la cabeza.
    —Ya no soy el dios de nada. —Habla en una voz tan baja que tengo que esforzarme para oírlo—. Tienes que creer en algo para ser su dios.
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