–El rechazo del padre no es exclusivo de la adolescencia. Lo que odio de mi padre no es su paternidad, sino el destino que me propone: a partir del siglo XX, la herencia que nos deja la generación precedente es la muerte. Ni siquiera una muerte instantánea: se trata de ir arrastrando una larga angustia de cucaracha herida antes de acabar aplastado.