De regreso, el frío y el viento, sumado al traqueteo del camino, nos llevan a un sopor que se traduce en silencio, solo interrumpido cuando pasamos cerca de Port Louis o Puerto Soledad, el primer asentamiento de las islas, establecido por los franceses, luego habitado por los españoles y más tarde por los argentinos, hasta que los ingleses lo destruyeron parcialmente el 3 de enero de 1833, lo ocuparon y luego lo abandonaron, para fundar Port Stanley en una bahía mejor resguardada del mar abierto. Marcelo le pide permiso a Lisa para bajarse delante de la tranquera que anuncia el poblado, pero Lisa le aclara que ahora son terrenos privados y que rara vez dejan pasar a turistas: una bandera malvinense ondea en un mástil que se sostiene de la tranquera, para que no queden dudas de que esa tierra usurpada hace ya cerca de doscientos años sigue siendo propiedad británica.