la primera acción de aquel intento se distinguió de un modo peculiar, convirtiéndose en el santo patrón de los polizones. No se le pasó por la cabeza esperar presentaciones, negociaciones o algo por el estilo por parte de las personas ricas y responsables que ya entonces le prestaban un apoyo considerable. Simplemente vio un barco y se lanzó a él como se lanzaba a todo lo demás; la apariencia de participar en una carrera que tiene esta aventura da a su vida el cariz de una escapada o de una evasión literal. Se echó encima de la carga, como un trasto más, junto con un compañero al que había arrastrado en su carrera; pero, al parecer, fue un viaje errante y desafortunado que terminó con un regreso forzoso a Italia.