Observé el perfil sin pretensiones de esta chica que no podía ver y no conocía, y sentí una increíble cantidad de respeto por ella. La admiré, envidié su compostura, la firmeza de su rostro ante todo lo que había sido obligada a soportar. No creo que entendiera exactamente qué era lo que estaba sintiendo en ese momento, pero sabía que la quería completamente para mí.
Quería conocer sus secretos.