Su nombre me parecía tan hermoso como sus ojos tan oscuros y a la vez tan brillantes que alcanzaban a iluminar toda mi alma. Con cada mensaje de chat que iba y venía, con cada segundo que pasaba, yo me enamoraba más sin saberlo. Sus palabras me transmitían una ternura y una dulzura que jamás sentí. Cada vez que ella escribía encontrábamos más cosas en común. Sin duda alguna ella era para mí, como yo para ella.
El y yo