Una investigación filosófica

Según Schopenhauer, el estado de no-existencia es de hecho la condición más natural del ser humano, dado que nos pasamos billones de milenios así y que la vida es poco más que una antinatural interrupción en el devenir de esos milenios.

Wittgenstein se permitió una risita sofocada.

«Es la soledad lo que me hace salir de mi casa. Me he hundido hasta el fondo. El mundo de un hombre feliz es diferente del de uno infeliz.»

«Debería marcharme a algún lugar tranquilo en el que no haya tentaciones. Aquí no estoy a salvo del amor que no osa pronunciar su nombre.»

«Para conocer un objeto, no necesito conocer sus propiedades externas, pero sí en cambio las internas.»

Su familia procedía de Escocia y se cambió el Cant original por Kant para hacerlo más alemán.

El hecho evidente es que todas las proposiciones tienen el mismo valor y no existe algo como las proposiciones éticas. La ética es trascendental y no es expresable con palabras. Resumiendo, la ética es imposible.

Los grandes crímenes son el corolario de las grandes civilizaciones.

Sin duda habrá quien no esté de acuerdo con esto, pero la realidad –en la medida en que la realidad existe en nuestro pobre mundo– es que pensar en algo ilógico resulta tan difícil como determinar la relación exacta entre el diámetro y la circunferencia de un círculo y después trazar un círculo con un área igual a un cuadrado determinado.

De un mundo «ilógico» no podríamos, en efecto, decir qué aspecto tendría.