Dyane Albert Farkas tenía tres problemas. El primero, estaba atravesando su periodo de hambre y no veía nada más allá del deseo y la lujuria que lo consumía. El segundo, que su maldito abuelo lo había convertido en heredero universal dejándole en propiedad una enorme lista de problemas y requisitos que compartir con una deliciosa y exasperante mujer. Y el tercero, había reclamado sin saberlo a esa misma mujer. Amanda Viehl solo deseaba dos cosas, perder de vista al mentecato con el que compartió una noche de intensa locura y recuperar el refugio de animales que se había convertido en su vida. Pero para poder conseguir cualquiera de las dos cosas, tendrá que cumplir con la cláusula estipulada en el testamento de su mentor; una condición que incluye al mismo hombre del que quiere deshacerse. Cuando un Maestro tiene hambre, solo puede saciarse con los más ardientes pecados.