En un escenario como el de hoy —el de la corrosión terminal del sistema y el de su más que probable colapso— las prácticas libertarias son más actuales que nunca. En un momento de hechizo general suscitado por las opciones partidario/parlamentrarias, conviene recordar que hay gentes que siguen defendiendo la autogestión y la democracia directa, que cuestionan la idea de que el Estado es una institución que nos protege, que plantean una contestación franca del capitalismo en todas sus formas y que son conscientes de la urgencia de propiciar el decrecimiento, la desurbanización, la destecnologización, la despatriarcalización y la descomplejización de nuestras sociedades.