bien el acceso a una subjetividad no es universal, pues la mayoría de los seres humanos permanecen sujetos a las identificaciones propuestas por su entorno familiar y social, y repiten mediante su deseo mimético las pautas proporcionadas por este, desde la Ilustración hasta finales del siglo XX los ideales ilustrados proponían una salida de la ignorancia para acceder al pensamiento propio, autónomo. La alfabetización y la cultura traerían consigo una progresiva subjetivación de los ciudadanos, que abandonarían las identificaciones adhesivas, proporcionadas por la religión, la ignorancia y el mito, la infancia de la humanidad, y adoptarían una posición crítica como ciudadanos del mundo. Sin embargo, en Occidente, la sociedad de consumo y del espectáculo interrumpió ese ideal ilustrado y sustituyó el sueño de una progresiva subjetividad reflexiva y crítica por un fetichismo de la identidad, en palabras de Bauman, una identidad protésica que no es otra que la de consumidores, obedientes y homogenizados. Una identidad adhesiva