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Roberto Calasso

El libro de todos los libros

  • betzcclhas quoted3 days ago
    Salomón fue el primero en volver a hablar: «Yahvé dijo que reside en una nube y yo he construido una Casa como tu morada, un lugar donde habites para siempre». No habría podido ser más claro: el dios está en la nube, pero los hombres pueden construir, dar forma a un lugar donde esa nube pueda morar, en una parte suya mínima, así como articulan palabras para celebrar al que está en la nube. Todo sucede entre la nube y la Casa, y todo lo que ocurre es su consecuencia, la crónica.
  • betzcclhas quoted3 days ago
    gran privilegio fue estar del otro lado de la barrera de sangre que había detenido a su padre David.
  • betzcclhas quoted3 days ago
    cierto es que los holocaustos debían ser devorados por el fuego de Yahvé. La inauguración de la Casa no podía considerarse completa hasta entonces. El sacrificio cruento era obligatorio, y se daba por sabido. Había que
  • betzcclhas quoted3 days ago
    actúa la estética, así debe actuar. Y si faltan esos momentos que quitan el aliento frente a algo que se muestra, todo lo demás está incompleto, incluso para los que siguen el camino de Yahvé.
  • betzcclhas quoted3 days ago
    acuerdo con la latitudo cordis, la «inmensidad del corazón» que había pedido y le había sido concedida, Salomón ensanchó en gran medida los horizontes de Israel
  • betzcclhas quoted11 days ago
    sangre caía siempre en un triángulo entre el rey, el canciller y la víctima designada. Y ahí debía detenerse.
  • betzcclhas quoted11 days ago
    Para definir la «inteligencia y sabiduría» de Salomón, el Primer Libro de los Reyes dice que su «corazón era tan grande como la arena que hay a la orilla del mar». Y los Setenta hablan de un «chýma kardías», una «masa líquida del corazón». Era una «latitudo cordis», en magnífica expresión de la Vulgata, que incluía lo continuo y lo discreto. La masa líq
  • betzcclhas quoted11 days ago
    Dijo: «Dale a tu siervo un corazón que comprenda». Nunca se había expresado un deseo semejante. Todos querían una larga vida, riqueza, venganza. No había nada más monótono que los deseos de los hombres. Nadie se había atrevido nunca a desear algo tan extraño como comprender; de hecho, algo tan oscuro, indeterminado e impersonal como «un corazón que comprenda». Los Setenta lo tradujeron como «kardían akoúein», la capacidad de «escuchar al corazón
  • betzcclhas quoted11 days ago
    hijos de Oriente y toda la sabiduría de los egipcios.» ¿Y no era Moisés un egipcio? Como el resto del mundo, Israel siempre se había sentido inferior ante la sabiduría de los egipcios, la «prisca Aegyptiorum sapientia» que un día, todavía lejano, iba a reivindicar Giordano Bruno. Después de todo, Israel había tenido un primer rey cuando Egipto estaba ya en la vigesimoprimera dinastía.
  • betzcclhas quoted11 days ago
    Yahvé le había dicho que iba a morir en sábado. Todos los sábados, David se concentraba por completo en la Torá, pues sabía que el Ángel de la Muerte no puede tocar a nadie que esté estudiando la Torá. Mantenía una atención extensa, fluida, constante. Llegó un sonido del jardín. David levantó la cabeza y sus ojos se iluminaron por un resplandor salpicado de colores. El jardín estaba en plena floración. ¿Qué era ese sonido? ¿Un aviso? David se levantó de la mesa y, absorto, se movió lentamente hacia la ventana. Miraba atento hacia delante mientras bajaba los pocos escalones que lo separaban del jardín. Dio un tropiezo y cayó, golpeándose la nuca contra la piedra. Su cuerpo sin vida quedó bajo el sol, porque era sábado y nadie podía tocarlo.
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