La máquina de hacer pájaros

A veces quiero meter la cabeza en una maceta y ver si me nace algo. No lo sé. Siento que tengo dentro de mi cuerpo otro cuerpo. Que se expande.

¿Podría pasarme mi libreta?, le pide al doctor una vez que la cose entera.

¿Para qué la necesitaría ahora?

Justo después de morir se me ocurrieron cosas que nunca escribí estando viva.

La mujer, la escritora, aunque lo mejor sería llamarla de ahora en adelante la difunta, se sienta por última vez en el filo de su cama. Está todo lo muerta que puede estar, pero todavía le pica el cuerpo, el miembro fantasma, los tentáculos de pulpo que un hombre devora al otro lado del mundo. Saca el bolso y no sabe qué meter. No necesita nada y todo lo que lleve se lo van a quitar.

La mujer, la escritora, aunque lo mejor sería llamarla de ahora en adelante la difunta, se sienta por última vez en el filo de su cama. Está todo lo muerta que puede estar, pero todavía le pica el cuerpo, el miembro fantasma, los tentáculos de pulpo que un hombre devora al otro lado del mundo. Saca el bolso y no sabe qué meter. No necesita nada y todo lo que lleve se lo van a quitar.

¿Y qué hago yo con lo que queda?

Tome estas pastillas.

¿Me sentiré mejor?

Primero se sentirá peor, luego se acostumbrará.

¿A estar muerta?

Parece mucho: morir. Pero es como estar desnudo en medio de una ciudad llena de gente, luces y ruido. Parece mucho, pero es poquísimo.

El silencio es una virtud, Julita. Lo que no dices es verdaderamente tuyo. Nadie te lo puede quitar.

Lo que me quita el sueño es que esta vez he sentido la patada. Estoy segura de que el Hombre Nuevo está en mí, en mi vientre. Si no se desinfla, como el de la Juli, nacerá de mí un pequeño hombre triste y destinado a acabar con todo. Porque, ¿qué podría ser un Hombre Nuevo sino un hombre peor?

dicen todos que no tengo perdón de Dios, como si Dios se fuera a acordar de nosotros

dicen todos que no tengo perdón de Dios, como si Dios se fuera a acordar de nosotro

era más niño que ahora, aunque siempre he de ser niño porque cuando salimos del pueblo dejé de crecer y me deliré.