El transporte del café era realizado por compañías navieras de vapores que seguían la ruta del Pacífico: primero hacia Valparaíso (Chile) y desde allí, vía el cabo de Hornos, hacia los países de Europa. Más tarde, parte de la travesía comenzó a realizarse a través del ferrocarril interoceánico que atravesaba el istmo de Panamá, conectando las Américas Central y del Sur.