–Hay quienes recorren el castillo de su vida tratando de que no les cueste nada, y no lo pueden disfrutar. Hay otros tan apurados en llegar pronto, que lo pierden todo sin disfrutarlo. Unos pocos aprenden esta lección y se toman su tiempo para cada recorrido. Descubren y disfrutan cada rincón, cada paso. Saben que no será gratuito, pero entienden que los costos de vivir valen la pena.
El Gordo hizo silencio y yo me levanté para irme. Al llegar a la puerta todavía me dijo:
–Dejar que las cosas sucedan, cada una a su tiempo y nunca querer empujar el río, como decía Barry Stevens.