hombre interior hace oír su clamor, que ningún bien externo puede satisfacer; y cuanta menos atención se presta a esta voz, en medio de la cacería de «las cosas maravillosas» de este mundo, tanto más se convierte el hombre interior en fuente de inexplicable mala suerte y de desdicha incomprensible, en medio de unas condiciones de vida de las que cabría esperar algo muy diferente.