Rosario sabe que hay que callar; que hay que ocultar. Arrojar una extensa capa sobre todo lo que hay que tapar. Su historia comienza en Martín de la Jara, un pequeño pueblo de la Sierra Sur sevillana, con una guerra civil recién acabada. Donde el dolor y el miedo más aterrador, continúan paseando sus calles. Nieta e hija de comerciantes, su posición es acomodada. Su destino parece trazado, hasta que el matrimonio lo cambia todo.
Entre los límites de su pequeño pueblo, Rosario no solo aprende las labores cotidianas, sino también los susurros cargados de dolor y misterio que emanan de las mujeres que la rodean. ELLAS, con sus voces desgarradoras, revelan un universo oculto de temas tabú: sexo, miedo, maltrato, sumisión, religión y el eterno debate entre lo que es permitido y lo que no.
En un ambiente íntimo, femenino —alrededor de un parto y de la matanza del cerdo— ELLAS enseñan de lo que se puede hablar en voz alta y de lo que no se debe ni mencionar; quizá solo susurrar. Transmiten una serie de valores y un modo de mirar el mundo que se conforman como los instrumentos y herramientas, aunque no las únicas, para entender la conducta de ellas ante los malos comportamientos de ellos.
Un bagaje cultural, emocional —adquirido en años de posguerra y de desarrollismo—, que acompaña a Rosario en la marcha de su amado pueblo, Martín de la Jara, para iniciar una nueva vida en Dos Hermanas. En la maleta, todo un legado de prácticas para salir adelante en circunstancias muy adversas. Y, sobre todo, el movimiento para encarar la vida.
Rosario está lista para escribir su propia historia, desafiando las expectativas y los silencios impuestos por una sociedad que intenta mantenerla callada. Eso será después. Tiempo después.