“La carne que tiene el hombre sobre sí es, al mismo tiempo, su tentación y su carga. Cede a ella y la lleva. Es así como debe contenerla, reprimirla, vigilarla; pero si a pesar de todos sus esfuerzos, cae, es venial la falta de esa manera cometida. Esto es una caída, pero caída de rodillas, que puede cambiarse y terminar en oración”.