Es más, Sade no nos descubre una lógica cruel sino la crueldad que opera en toda lógica. Sade muestra, en toda su radicalidad, en toda su fuerza, que no hay lógica sin crueldad. Esta tesis, con la que hemos iniciado el presente ensayo, es heredera de la lectura de las obras del marqués, es el resultado de habernos tomado en serio su pensamiento antropológico y moral. Sade es el ejemplo paradigmático, el ejemplo extremo de lógica de la crueldad, una lógica que remueve y transforma los cimientos de nuestra formación, ofreciéndonos una nueva formación que es, para nuestro espanto, absolutamente coherente. Eso es lo más terrible. El lector, que lee de reojo, que desea cerrar el libro, se siente, al mismo tiempo, arrastrado en una espiral de horror que le hace permanecer fijo, inmóvil, seducido por una lógica extrema, por una lógica que por ser lógica es cruel. En una palabra, en la obra de Sade encontramos el ejemplo más evidente de una pedagogía del goce ilimitado, una pedagogía de la crueldad.