Obra reunida

YO SIRENA

Voy a visitar
el mar.

Jugaré con los
peces

Me vestiré
de sirena

Correré por
las aguas verdes

Abriré los caracoles
donde viven
las princesas
de los mares

besar a una muchacha.” El hombre era yaqui, no hablaba español, murió por un beso que el oficial galantemente le adjudicó.

A mí me parecía maravilloso ver tanto soldado. Hombres a caballo con muchas cartucheras, rifles, ametralladoras; todos buscando la misma cosa: comida.

otro día, a la salida de las fuerzas de Murguía, al pasar por el panteón, de x regimiento sacaron a X soldado, el que nunca había visto a Luisa mi prima; ellos dijeron a la tropa:
“Este hombre muere por haber querido be

Nacha Ceniceros vivía. Había vuelto a su casa de Catarinas, seguramente desengañada de la actitud de los pocos que pretendieron repartirse los triunfos de la mayoría.

Se hizo mi amigo porque un día nuestras sonrisas fueron iguales.

mataron rápido, así como son las cosas desagradables que no deben saberse.

—Fusílenlo.
—Fue una mujer, General.
—Fusílenla.
—Nacha Ceniceros.
—Fusílenla.
Lloró al amado

Ella era coronela y usaba pistola y tenía trenzas. Había estado llorando al recibir consejos de una vieja.

Nacha Ceniceros domaba potros y montaba a caballo mejor que muchos hombres; era lo que se dice una muchacha del campo, pero al estilo de la sierra; podía realizar con destreza increíble todo lo que un hombre puede hacer con su fuerza varonil. Se fue a la revolución porque los esbirros de don Porfirio Díaz le habían asesinado a su padre