¿Qué sucedería si te cuento que estás por abrir un libro que es un paisaje inesperado? ¡Abrirlo, sin duda!
Es que los cuentos de Jorge Cano te van a transportar por lugares que aunque parezcan conocidos, nunca lo serán del todo, porque en el momento menos pensado, algo puede cambiar. Por otro lado, no esperes orden alguno, así como errantes pasos, quizá buscando un equilibrio, va un cuento tras de otro y solo sobre el final, los tres últimos mantienen una secuencia. Y es que desde un bar típicamente argentino, la vidriera de Whiskyleaks es el inicio del punto de fuga desde donde el autor dispara a los personajes a territorios como el desierto, una pulpería, algún planeta en la galaxia, un mundo jurásico, la tentadora merienda de alguna tía y hasta una maceta. Y así también en el tiempo: la prehistoria, la época actual y el futuro más lejano se dan un abrazo en estas páginas.
Pero es la noche, en una mesa de Whiskyleaks, alguien aparentemente solo, escribe; sabe que aparecerán los seres extraterrestres, los caballeros con armadura… y solo una luna colgada en una esquina del ventanal del bar le hace un guiño mientras espera una nueva historia y amanece.
Griselda Salamone
