Jaque mate al amor

Confía en mí, Mallory. No va a pasar nada malo. Puedes permitirte desear esto porque ya es tuyo. Soy tuyo.

—No quiero jugar contigo.

—Pues vaya problemón, porque a mí me apetece mucho jugar contigo.

Seguro que hay un montón de gente a la que le encantaría jugar contigo. Que seguramente pagaría solo por estar sentada frente a ti.

—Pero te quiero a ti, Mallory.

No golpea el aire con el puño cuando gano. Ni siquiera me felicita. Se limita a asentir una vez, como si esperase cada una de mis victorias y tuviera una fe inquebrantable en mí. Como si el hecho de que yo juegue bien fuera para él algo tan natural como una puesta de sol.

Le lanzo una mirada furibunda a mi inoportuno, traicionero y poco colaborador cuerpo y juro no volver a comer verdura como venganza. Así aprenderás, mierdecilla.

Porque odiamos la sensación de no haber dado lo mejor de nosotros.

Cuatro años, cinco meses y dos semanas, y no, no pienso rebajarme a contar los días.

actualmente no hay nada más sexy que el ajedrez.

ahora mismo no hay nada más sexy que la inteligencia.

Porque cuando estoy contigo, Mallory, todo es distinto. Cuando estoy contigo, tengo más ganas de jugar que de ganar.