Me he sentado en el muro a ver cómo te alejas
cómo se ensancha el tiempo entre tu espalda y yo.
En la acera de enfrente una muchacha escribe cartas
su mirada y la mía son dos faros
yo sentada en el muro viendo cómo te alejas
ella soñando la orilla inalcanzable.
Sus ojos son de fuego
un círculo de sangre dejan sobre mi cuerpo
en la espalda transida
en la cadera
sobre el incierto llanto.
Un círculo de sangre tibiecita y un relámpago
el rayo me calcina
estoy ciega de luz.