Tengo este sentimiento… —dije, dando un paso por los antiguos tablones de madera que crujían bajo mis botas, mi poder era una cosa viva retorciéndose y acechando por mis venas—, de que todo es una especie de broma. Una suerte de burla cósmica, y que nadie, nadie, puede ser así de feliz y no pagar por ello.