Por eso esa chica en particular me estaba mosqueando tanto.
En el momento en que la vi, sentí un gran impacto en el pecho.
Algo desconocido y desconcertante.
Había pasado más de un mes y yo seguía dale que te pego.
Ya era febrero y continuaba obsesionado en silencio con Shannon como el río.
Aquello no me gustaba, y ella me gustaba menos por ser la única causa de mi incertidumbre.