Cuida de tus necesidades y hazte responsable de ellas: respeta los horarios de trabajo y de descanso, mejora tu entorno físico, fomenta las buenas relaciones personales y sociales fuera del trabajo, come y duerme correctamente, practica ejercicio con regularidad y busca alguna actividad que te haga feliz también fuera del trabajo.
Practica la asertividad: ya lo hemos hablado, pero recuerda que no tienes que quedarte las cosas dentro por temor a quejarte o a exigir tus derechos. Eso solo te va en contra y además es responsabilidad tuya defenderte de lo que te gusta o consideras injusto.
Enorgullécete de tu sensibilidad: aunque te parezca que a veces te tratan de débil o de vulnerable por ser altamente sensible, tú sabes que no es verdad y que tu diferencia en realidad te hace más fuerte.