“artista” se ha convertido gradualmente en una forma de identidad que, como bien saben todos los artistas, a menudo conlleva tantos inconvenientes como beneficios. Si consideramos que el artista es igual al yo, entonces cuando (inevitablemente) su arte es fallido, el artista es por tanto una persona fallida, y cuando (peor aún) el artista no hace arte, ¡entonces ni siquiera es persona! Parece mucho más saludable eludir ese círculo vicioso y aceptar que existen numerosos caminos para alcanzar el éxito en la creación artística, desde el arte más críptico hasta el más ostentoso, desde el más intuitivo hasta el más intelectual, desde el arte popular hasta el arte más refinado. Y uno de esos caminos es el tuyo.