—Pues que no quiero que tomes decisiones en función de mis necesidades. No quiero que estés conmigo por obligación, porque te preocupe que sin ti vaya a ser infeliz. —Ojalá pudiera verle los ojos. Su voz suena áspera, grave y ronca al mismo tiempo, como si alguien le hubiera infundido la máxima emoción posible y luego hubiera intentado eliminarla—. En la boda, cuando te acercaste a mí por primera vez, me cabreé. Me enfurecía haber encontrado a mi compañera y que por alguna carambola del destino esta fuera alguien a quien nunca podría llegar a amar de verdad. Te deseaba más que a nada y, aun así, sentía que me tenías atrapado. Pero entonces empecé a pasar tiempo contigo. Empecé a conocerte y vi que me hacías feliz. Me hacías mejor persona. Me hacías querer abrazar cada parte de mí mismo, incluso esas partes que creía haber dejado atrás. Y un día me desperté y me di cuenta de que, incluso si no olieras como la cosa más apetitosa del mundo, seguiría deseándote igual.
—Lowe…
—Pero puedo sobrevivir sin ti, Misery. Lo único que tengo que hacer es… —Deja escapar una risa cálida y muda—. Estar sin ti. Lo único que tengo que hacer es aguantar. Y no será fácil, pero es preferible a verte convertida en alguien infeliz. Es preferible a permitir que el amor que siento por ti te encadene a mí cuando…
—¿Y qué hay del amor que siento yo por ti? —Esta vez deja que me dé la vuelta en sus brazos—. ¿Puede eso encadenarme a ti? ¿Me das permiso para corresponder tus sentimientos?
Se queda boquiabierto.
—No. No me vengas ahora con esas. No puedes hacerte el sorprendido por mis sentimientos, y menos cuando siempre he sido sincera al respecto. ¿Y sabes qué te digo? —Las manos empiezan a temblarme, así que cierro los puños y los apoyo contra su pecho—. Que si quiero estar enamorada del imbécil de mi marido licántropo, voy a estar enamorada del imbécil de mi marido licántropo, tanto si quiere reconocer que siente lo mismo por mí como si no. Y otra cosa te digo: pienso vivir aquí, así que ya puedes empezar a sacar todo lo de las cajas. Y voy a formar parte de la vida de Ana, porque me ha cogido cariño y, no sé cómo, yo se lo he cogido a ella también, ¿vale? Y voy a quedarme en territorio licántropo, porque mi mejor amiga es una de vosotros y, por una vez en la vida, la gente ha sido la hostia de maja conmigo y me gusta vivir al lado de un lago y me parece fenomenal ser la rarita chupasangre de la manada y… —Podría seguir balbuceando amenazas, pero él me interrumpe.