Que las feministas deberían tener cuidado de sus detractores, pero mucho más de sus aduladores. Que el neoliberalismo, como ideología de dominio cultural global, no va a dejar pasar la oportunidad para fagocitar el movimiento de las mujeres y devolverlo convertido en algo sin aristas, desactivado, pero con un gran potencial competitivo en el mercado de la diversidad.