El makech purpura de Daniela Armijo es una compilación de siete cuentos todos ellos con escenarios en lugares de la península de Yucatán como Chetumal y Bacalar. La autora realmente nos transporta al ambiente húmedo y caluroso de la selva mexicana, los caminos recorridos por cada uno de los personajes nos transmiten esa atmósfera en la jungla y las situaciones al parecer tan cotidianas en esta región resultan en algo inesperado, algunas veces perturbador. Veneno de serpiente, el primero de estos relatos, tiene como protagonistas dos jóvenes hermanas quienes experimentan nuevas emociones al lado de su amiga algo mayor que ellas. Mis favoritos fueron Ya cayó la carne el cual comprende una narración dentro de otra acerca de Andrés quien contempla la foto de su abuelo mientras sus primos lo mecen fuertemente en la hamaca. Inquietante es el adjetivo correcto para Cabeza de perro, otro más de mi gusto; aún sigo pensando si fue basado en un acontecimiento real. Cualquier lector quien se aventure a leerlos no quedará inconmovible.
7 cuentos ambientados en Quintana Roo, desde la perspectiva de un nativo que conoce Chetumal, Bacalar o Carrillo Puerto y el calor de la península como la palma de su mano. Daniela Armijo no solo recuenta este calor que atenaza y exprime, sino que describe sabores y colores.
Acá no hay playa o historias que involucren turistas, nada del exotismo de los cocteles; sino carreteras, restaurantes de viejitos, vendedores de pozol, vendimida de frutas en triciclos, pueblos entre la maleza, tradiciones, embrujos y curaciones.
Dos hermanas conocen una nueva amiga durante un verano, asidua en matar y torturar bichos; un hombre sueña con tener una amante después de ayudar una paloma, un hombre lidia con la pérdida de su hija y guarda un amuleto, otro viajero conoce a una misteriosa anciana vendedora de pozol... todos presentan un retrato de la vida en la península, pero más que nada, capturan una fibra luminosa del alma humana, de las ansias, inquitudes y dolores que la aquejan.
Por eso, mi cuento preferido es 'El descanso de las muñecas', que lidia con el luto por un hijo y le da un gran protagonismo simbólico a las iguanas.
En ese sentido, me encanta el rol que tienen los animales en El Makech púrpura, desde la serpiente del primer cuento, las iguanas, la paloma y hasta el propio escarabajo del último cuento, una convergencia escabrosa de color y tradición.
Aprecio mucho la vibra de este libro; vibra enigmática, tenebrosa y a veces opresiva de la selva, que llega a recordar a Ojeda en Mandíbula o a Rivero en Para comerte mejor.
Igualmente, me encanta cómo la autora crea atmósferas, con una mirada inquisitiva y casi una nostalgia romántica:
"Se había quitado los tenis y los calcetines para masajearse los tobillos —estrangulados y enrojecidos por el elástico— y remojar los pies en el alivio fresco del agua. Frente a él, a lo lejos, algunos veleros cruzaban silenciosos la laguna. Bandadas de pájaros se arremolinaban en el manglar. A la izquierda se alcanzaba a ver la orilla del fuerte, con sus grandes piedras oscuras."
El Mákech púrpura es un libro pequeño, pero grande debido a la magnitud de sus historias y a la manera en que sondea los amores y penas humanas: la pérdida de un ser querido, las amistades perdidas, las conexiones breves.
Un libro necesario para quitarnos el centralismo literario de México y para apostar por voces nuevas. Para vadear en el calor de la península por un rato.
Wow, que maravilla de cuentos que te llenan de horror, terror, la locura de sii es real o irreal, me encanta que el escenario sea la selva. Me encantó este libro.
Solo leí el primer cuento. Fea historia, feos personajes, feas situaciones. Ya no voy a continuar.
Cuentos muy conmovedores en plena selva.