Le cayó muy bien la cobija de balas que lo durmió para siempre sobre su sarape gris de águilas verdes.
Yar Cruzhas quoted4 years ago
hombre dijo, meciéndose en un pie, que no se le iban de los oídos los gritos de los quemados vivos. Eran fuertes. Después se fueron apagando poco a poco.
Yar Cruzhas quoted4 years ago
¡Qué barbaridad, cuánto hombre, pero cuánta gente tiene el mundo!, decía mi mente de niña.
Yar Cruzhas quoted4 years ago
Un 30-30 le dio el tiro de gracia, desprendiéndole una oreja; la sangre era negra negra —dijeron los soldados que porque había muerto muy enojado
Yar Cruzhas quoted4 years ago
La sangre se había helado, la junté y se la metí en la bolsa de su saco azul de borlón. Eran como cristalitos rojos que ya no se volverían hilos calientes de sangre.
Yar Cruzhas quoted4 years ago
Se hizo mi amigo porque un día nuestras sonrisas fueron iguales.