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Sergio González Rodríguez

Huesos en el desierto

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  • Luis Angulohas quoted7 hours ago
    el Instituto Mexicano de Estudios de la Criminalidad Organizada (IMECO) aventuraba, en su informe Todo lo que debería saber sobre el crimen organizado en México, lo siguiente: «El crimen en lo fundamental es organizado desde el Estado, protegido desde el Estado y defendido desde el Estado ante las exigencias de las víctimas —la sociedad— de poner fin a las agresiones de estos grupos delictivos. De hecho, las “mafias” mexicanas habitan en el corazón del mismo Estado».
  • Luis Angulohas quoted7 hours ago
    Bordertown de 1998, el estadounidense Barry Gifford
  • Luis Angulohas quoted7 hours ago
    a twilight zone, que diría Robert K. Ressler.
  • Luis Angulohas quoted4 days ago
    En otras palabras, la impunidad sería el afrodisiaco de los asesinos.
  • Luis Angulohas quoted4 days ago
    Jane Caputi y Diana E. H. Russell han escrito en The Politics of Woman Killing que, en el escenario de las sociedades inglesa y estadounidense, similar en términos de género al de otros países como México, la misoginia no sólo produce violencia contra las mujeres, sino que distorsiona la cobertura informativa de los crímenes.
    «Femicidio, violación y maltrato», escriben dichas feministas, «son ignorados de varios modos o expuestos en forma sensacionalista por la prensa, dependiendo de la raza de la víctima, de su clase social y su atractivo fisionómico (es decir, de los patrones masculinos)». La policía, los medios de comunicación de masas y la respuesta pública a los crímenes contra mujeres de color, o pobres, o lesbianas, o prostitutas y drogadictas, denuncian Jane Caputi y Diana E. H. Russell, engloban una perspectiva tenebrosa. Ya que, por lo regular, la apatía se entrelaza con el uso de estereotipos peyorativos y la inculpación de las víctimas.
    Lo que indican Caputi y Russell se cumplía en el caso de las muertas de Juárez: la mayoría de ellas eran mujeres o niñas de familias precarias, obreras de maquila, jóvenes anónimas. Tanto las víctimas como sus familias habían sufrido tratos desdeñosos e incriminatorios, se las había acusado de descuido, de imprudencia, e incluso de llevar una doble vida que las expuso al riesgo criminal. Más de una vez, los funcionarios judiciales habían amonestado a las familias juarenses por «faltar a sus obligaciones» preventivas respecto de las menores. Al dolor por la pérdida de una hija, al registro lacerante de la impunidad e ineficacia policíaca o ministerial, se había añadido la humillación pública.
  • Luis Angulohas quoted4 days ago
    Trejo Silecio señalaba las dificultades del caso: la primera de ellas, el rezago de saberes científicos por parte de las policías y los equipos de investigación, así como la falta de normas y procedimientos adecuados para enfrentar un reto semejante. Era el imperio de la improvisación y la ineficacia, decía el patólogo. De inmediato, los asesores advirtieron las limitaciones de las autoridades locales y su reticencia a colaborar.
  • Luis Angulohas quoted4 days ago
    Construía ya los fundamentos que caracterizarían el enfoque de las autoridades acerca de los homicidios en serie: las víctimas eran mujeres de doble vida o costumbres libertinas; homicidas y víctimas confluían en algunos centros nocturnos.
  • Luis Angulohas quoted4 days ago
    la victimología de las muertas de Juárez se aproximaba a la inermidad que John E. Douglas señala en su libro Crime Classification Manual: suele tratarse de mujeres jóvenes con poca fuerza física, solteras, empleadas, que a menudo viven solas. Representan «víctimas de bajo riesgo», cuyo infortunio se encuentra en el hecho de que se atraviesan con el asesino cuando éste busca a quien atacar.
  • Luis Angulohas quoted11 days ago
    Al final del siglo XX, la violencia contra las mujeres constituía un rasgo distintivo de la sociedad juarense. En aquella frontera, el delito de violación solía centrarse en ellas, pero afectaba también a los hombres.
    Entre 1996 y 1999, un 20% de las víctimas fueron varones. La mayor parte de estas víctimas de delitos sexuales eran menores de 10 años, y los victimarios el padre o el padrastro, en familias deshechas, pobres, carentes de educación básica.
  • Luis Angulohas quoted11 days ago
    La percepción masculina que ve a las mujeres como un mero objeto sexual, detallaba la investigadora, vendría de que se ha desvanecido el carisma de la mujer pura, de la esposa y madre. Ahora que la mujer trabaja y no necesita protección masculina, se ha convertido en la antítesis de aquella fantasía. Al ser libre desde muy joven, incluso desde la pubertad, a la mujer se la identifica como la «sucia, la que le gusta el sexo, la que gana su dinero y se lo gasta en lo que quiere, como diversiones y ropa». Así, se cierra el círculo y la violencia se desata.
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