En el deporte y especialmente en el deporte de alto rendimiento, son muy cuidadosos a la hora de administrar la exigencia. Si a las dos semanas de iniciar la preparación para una competición que tendrá lugar dentro de cinco meses, se le exige a un atleta el nivel de rendimiento propio de la competición, lo único que se cosechan son lesiones y una inmensa frustración. No es posible alcanzar tanto en tan poco tiempo.