Es decir, que si hubiera sido sincera del todo con mi amiga, aparte de recordarle que el mundo necesita madres o, al menos, que algunas mujeres sean madres, y que ser madre no es en absoluto un acto antisocial, sino una de las banalidades de la existencia, tendría que haber añadido que anduviera con cuidado, porque las madres pueden llegar a desplegar auténtico sadismo.