libertad, amistad, bienestar, salud de los hijos, salud personal, vejez autónoma, virtud y aceptación social. No pretende ser una lista cerrada ni exhaustiva, pero sí pone de manifiesto que el hombre, solo, no puede ser feliz. Su alma individual no puede tener éxito de este esfuerzo si no es en el marco de la ciudadanía y del uso de la facultad más poderosa —la que define su naturaleza más profunda— que tiene el ser humano: la razón.