La detective de cartas más afamada fue Patti Lyle Collins, que podía descodificar casi mil direcciones al día. Collins había nacido en una familia adinerada y había viajado mucho, pero su marido falleció, dejando unos hijos pequeños y una viuda mayor. En la oficina de cartas muertas encontró la carrera profesional perfecta. Por lo visto, se sabía de memoria todos los códigos postales y las ciudades del país, además de nombres de calles, empresas, universidades, aserraderos, compañías mineras y otras instituciones privadas.[155] Incluso reconocía la caligrafía asociada a diferentes idiomas, lo que