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Teresa Díaz Varela

Cuando el cuerpo habla

  • Yolanda Cruzhas quoted16 hours ago
    Nueva programación: es momento de realizarnos una serie de preguntas sobre cuál es el modo en que canalizamos nuestras emociones agresivas y frente a cuáles situaciones nos sentimos impotente para actuar. A veces, en ciertas discusiones, no sabemos qué contestar, pero en cuanto bajamos nuestro nivel de nerviosismo y podemos pensar con claridad, descubrimos exactamente qué es lo que hubiéramos dicho y cuál era la mejor respuesta para esa ocasión. Esa sensación de no haber aprovechado la oportunidad del diálogo para mostrarnos con agallas es lo que nos hace enojar con nosotros mismos, obligándonos a ser mejores, más valientes y explosivos la próxima vez. Seguramente, si en el próximo conflicto nos manifestamos aún más exaltados, difícilmente encontremos las palabras justas para defendernos y, cuando regresemos a casa, volveremos a sentir esa impotencia característica. Es importante que reconozcamos las circunstancias o motivos que hacen estallar nuestra ira, pero a la vez nos impiden una sana canalización del malestar. Esa agresividad para la defensa —no la que hace mal a los demás, sino la que permite la autoprotección, mucho más parecida a la tenacidad que a la violencia— es la que no podemos ejercitar desde lo psicológico y, ahogada, irrumpe en lo físico y ataca nuestros dientes. Justamente, la boca es el canal por el cual debemos emitir aquellas frases que nos harían sentir mejor, pero como no las decimos, quedan acumuladas y nos dañan por dentro. ¿Cuánto tiempo más vamos a seguir erosionando nuestra dentadura por la agresividad mal contenida?
  • Yolanda Cruzhas quoted16 hours ago
    Las dentaduras débiles son signos de un procesamiento inadecuado de la agresividad; este síntoma no es individual, sino colectivo. Día tras día, vemos que los medios de comunicación le dedican mucho tiempo o páginas para mostrar los sucesos de violencia que se desatan en todo el mundo, episodios de agresión que dejan por detrás discusiones, disputas, traumas y, en el peor de los casos, muertes. El Estado, la policía y hasta las instituciones religiosas hacen llamamientos para aplacar la violencia y castigar a sus ejecutores, pero sería interesante indagar en las causas del elevado caudal de agresión que vivimos en la sociedad moderna, y por qué no puede extinguirse pese a las campañas mundiales.

    Los problemas en los dientes constituyen un estallido individual y mínimo de una situación social que expone al individuo a manifestarse agresivo, pero este no sabe cómo actuar y se ve impelido entre las justas sanciones a la violencia y su deseo incontenible de infringir las normas. El debate entre el deseo y el deber muestra sus resultados muchas veces en los dientes, tomando la forma de caries, que a su manera constituyen ataques al marfil del que están hechas estas piezas.
  • Yolanda Cruzhas quoted17 hours ago
    Las defensas inmunitarias toman a su cargo una función defensiva que se volvió, por exceso, agresiva, pero esta transformación es un reflejo de lo que sucede en la dimensión psíquica del Yo. La persona posee una carga de agresividad que no puede asumir y que resulta reprimida conscientemente; sin embargo, ese componente ofensivo termina aflorando de alguna u otra manera, y la gran mayoría de las veces toma el diagnóstico de una alergia. Un alérgico evita reconocer que posee una carga agresiva que necesita canalizar de algún modo.

    La agresividad pasa de la conciencia al cuerpo, y allí busca remedos, imitaciones de lucha para las cuales precisa dibujar enemigos. Los adversarios físicos o ideales que no pueden combatirse desde la psiquis, se materializan en los alérgenos y constituyen el blanco de ataque. Por esa razón, la alergia puede desencadenarse ante los más variados estímulos de cualquier origen, porque en realidad el elemento que provoca esta respuesta no es más que el disfraz del verdadero motivo susceptible de agresión.

    Ser agresivo también resulta una manera de defenderse, y esta defensa siempre se organiza en torno a una causa que provoca rechazo o temor: la lucha que se entabla a partir de un episodio alérgico simboliza un combate contra el miedo. Cada elemento que activa la hipersensibilidad del individuo brinda datos complementarios acerca de la naturaleza de ese temor y los sentimientos ocultos con esa apariencia de estímulo proveniente del ambiente.
  • Yolanda Cruzhas quoted17 hours ago
    La piel, frontera del Yo, es lo que primero encontrará la otra parte en el momento de entablar contacto. Un cutis terso y liso provocará una mejor impresión, pero las dudas y el miedo provocan el efecto contrario y surgirá el acné. De esta manera, se instituye un círculo vicioso por el cual estas erupciones indican la necesidad de vivir plenamente la sexualidad, pero justamente por las manifestaciones cutáneas que perjudican la estética, la posibilidad de ser gustado, de atraer al sexo opuesto, disminuyen y no es posible disfrutar del sexo tanto como se quisiera.

    Este significado psicosomático puede justificarse también por las zonas en las que aparecen los indeseables granitos: la cara, la espalda, y las chicas también pueden sufrirlo en el escote; todas zonas de alto nivel de contacto, de exposición y susceptibles de cuidados estéticos en pos de la seducción.
  • Yolanda Cruzhas quoted6 days ago
    Los achaques indican una necesidad de sentir amor, que muchas veces no se corresponde con la situación real, pues puede darse el caso de que un individuo sea muy querido por sus allegados, pero no reciba ninguna señal de este cariño; en consecuencia, siente que nadie lo ama de verdad y se deprime.

    Estar achacado es tanto una necesidad de sentirse amado como de percibir signos de ese amor.
  • Yolanda Cruzhas quoted6 days ago
    Alude a la necesidad de que tomemos responsabilidades, tengamos ambiciones y tratemos de concretarlas; que enfrentemos los problemas y tratemos de solucionarlos al agudizar la creatividad, la capacidad de formar consenso y de persuadir. Hay que ser valiente para no esquivar los conflictos que se nos presentan, especialmente los más graves o dolorosos, pero en esa afrenta también se encuentra la fuente de fortaleza. No dejemos pasar los obstáculos en las instancias más sencillas, pues se volverán inamovibles en las etapas más importantes. Atacar a tiempo puede ser una excelente forma de prevenir.
  • Yolanda Cruzhas quoted6 days ago
    Todos los síntomas tienen un significado, aunque el compendio que se encuentra a continuación abarca los problemas más comunes: todo signo de malestar nos quiere revelar algo. La conciencia escribe en el organismo lo que quiere decir, y no tiene otra manera de mostrarnos sus textos que no sea a través de la enfermedad, pues si estos mensajes provocaran un buen funcionamiento del cuerpo, no prestaríamos atención a esos datos ocultos. En este sentido, un síntoma también puede ser una costumbre y no únicamente un modo de funcionamiento orgánico.
  • Yolanda Cruzhas quoted6 days ago
    Lo que sucede es que en la conciencia habitan estructuras de ideas que se repiten simbólicamente en el cuerpo con ciertas formas o síntomas.
  • Yolanda Cruzhas quoted6 days ago
    Es importante localizar la situación emocional correspondiente al surgimiento de la patología: muchas enfermedades —especialmente la gripe, las alergias, los dolores de cabeza, la acidez y los trastornos gastrointestinales— son particularmente sensibles a las fluctuaciones de los sentimientos y se manifiestan casi en forma simultánea a esos episodios. Nuevamente, no pensemos en causas y consecuencias, sino en esquemas diferentes, pero similares en la información que contienen.

    4.°- La mente no causa enfermedades:
  • Yolanda Cruzhas quoted6 days ago
    Instalación: se parte de la premisa según la cual el sujeto decidió mantener su psiquis sin complicaciones, y en consecuencia el conflicto se manifiesta en el cuerpo. De haber sucedido lo contrario, la infección no se desataría.

    En esta etapa, los agentes patógenos conforman un foco infeccioso en el lugar de menor resistencia y promueven la aparición de los primeros síntomas: inflamación y enrojecimiento de los tejidos. El individuo afectado —infectado, mejor dicho— se enfrenta a un doble problema: el que ya tenía pero prefiere ocultar, y uno nuevo, el de la infección y sus molestias. Este conflicto agregado representa un gran peso en su vida cotidiana, no tanto por la dimensión de los síntomas, sino porque da cuenta de un obstáculo más que debe resolver de alguna forma, que se manifiesta de manera física y que no podrá eludir durante mucho tiempo más. Esta demanda de solución, sumada a los sucesos conflictivos ya existentes, estimula aún más el proceso infeccioso, y la zona inflamada y molesta es un reflejo del estado mental de la persona.
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