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Roberto Calasso

El libro de todos los libros

  • Zakarias Zafrahas quoted15 hours ago
    Era el único de quien se podía decir: «He puesto mi corazón a estudiar y a examinar con sabiduría todo lo que se hace bajo los cielos: es una ocupación maligna que Dios dio a los hombres para que se ocupen de ella».
  • Zakarias Zafrahas quotedyesterday
    Quien pide una señal es el que no sabe reconocer. Y no saber reconocer es la primera de todas las culpas, aquella de la que descienden todas las demás.
  • Zakarias Zafrahas quotedyesterday
    No solo porque Salomón resolviera enigmas, sino también debido a la irresistible atracción que experimentaba por todo esplendor visible, llegaría hasta él desde lugares remotos, con su variada caravana, la reina de Saba. «Se acercó a Salomón y le dijo todo lo que tenía en el corazón», pero enseguida dedicó sus ojos regios a comprobar cómo eran «el palacio que había construido, la comida que se ofrecía en la mesa, los aposentos de sus servidores, los modales de sus ministros y sus atuendos, sus coperos y los holocaustos que celebraba en la Casa de Yahvé». Todo lo que resaltaba, en cualquier forma, era la estética. Cuando la reina de Saba terminó de revisar hasta el último detalle, «se quedó sin aliento». Así actúa la estética, así debe actuar. Y si faltan esos momentos que quitan el aliento frente a algo que se muestra, todo lo demás está incompleto, incluso para los que siguen el camino de Yahvé.
  • Zakarias Zafrahas quotedyesterday
    similar. Entonces Yahvé recurrió al supremo gesto divino: dar por añadidura. Y respondió así a Salomón: «Aunque no lo has pedido, yo te lo concedo: tanto la riqueza como la gloria». Sin esa añadidura, de una y otra parte, de la tierra y del cielo, asimétrica e indomable, no cabía establecer relaciones constantes y eficaces con lo invisible.
  • Zakarias Zafrahas quotedyesterday
    Entonces Salomón eligió algo que nadie había pedido antes. Dijo: «Dale a tu siervo un corazón que comprenda». Nunca se había expresado un deseo semejante. Todos querían una larga vida, riqueza, venganza. No había nada más monótono que los deseos de los hombres. Nadie se había atrevido nunca a desear algo tan extraño como comprender; de hecho, algo tan oscuro, indeterminado e impersonal como «un corazón que comprenda». Los Setenta lo tradujeron como «kardían akoúein», la capacidad de «escuchar al corazón». Ni David, ni Saúl habrían pedido jamás algo
  • Zakarias Zafrahas quoted2 days ago
    En los últimos años, David disfrutó más de estudiar que de guerrear. Yahvé le había dicho que iba a morir en sábado. Todos los sábados, David se concentraba por completo en la Torá, pues sabía que el Ángel de la Muerte no puede tocar a nadie que esté estudiando la Torá. Mantenía una atención extensa, fluida, constante. Llegó un sonido del jardín. David levantó la cabeza y sus ojos se iluminaron por un resplandor salpicado de colores. El jardín estaba en plena floración. ¿Qué era ese sonido? ¿Un aviso? David se levantó de la mesa y, absorto, se movió lentamente hacia la ventana. Miraba atento hacia delante mientras bajaba los pocos escalones que lo separaban del jardín. Dio un tropiezo y cayó, golpeándose la nuca contra la piedra. Su cuerpo sin vida quedó bajo el sol, porque era sábado y nadie podía tocarlo. Pero pronto cuatro águilas planearon a su alrededor y le dieron sombra con sus alas, como si estuviera bajo una tienda negra.
  • Zakarias Zafrahas quoted2 days ago
    En la genealogía del Mesías, que debía pertenecer al linaje de David, Mateo nombró solo a tres mujeres, en cuarenta y dos generaciones: Tamar, Ruth y Rajab. Una mujer que se había disfrazado de prostituta, una criada moabita, una prostituta que había acogido a dos espías. Mateo se refirió después a otra mujer, cuyo nombre no dijo: Betsabé, madre de Salomón. De ella solo dijo que «era de Urías». Los moabitas, descendientes del incesto de Lot, eran parientes enemigos. Rajab era una mujer de Canaán, la primera que encontraron dos hijos de Israel, enviados a explorar, en los alrededores del Jordán, en Jericó. Fue la madre de Booz, quien luego se unió a Ruth y engendró a Obed, que engendró a Jesé, padre de David. Las tres mujeres nombradas por Mateo vivieron en las generaciones anteriores a David. Después de ellas llegó solo la innominada Betsabé. Era como si, en la parte femenina de su ascendencia, el Mesías requiriese la más alta concentración de lo novelesco, lo exótico, lo erótico, lo clandestino.
  • Zakarias Zafrahas quoted2 days ago
    Samuel le respondió con palabras que se clavaron como una cuña en la sustancia del tiempo: «¿Es que crees que a Yahvé le complacen los holocaustos y los sacrificios tanto como la obediencia a la voz de Yahvé? ¡Advierte que la obediencia vale más que un sacrificio y la docilidad más que la grasa de los carneros!». Luego añadió: «Puesto que has rechazado la palabra de Yahvé, Yahvé te rechaza de la realeza».
  • Zakarias Zafrahas quoted2 days ago
    Debería haber razonado como teólogo o como metafísico.
  • Zakarias Zafrahas quoted2 days ago
    ¿Qué hacer con los animales supervivientes? Saúl y su pueblo decidieron sacrificar a Yahvé «lo más selecto del anatema». Pensaron que le complacería. Después de todo, el resultado habría sido el mismo: el exterminio no solo de los amalecitas, sino también de sus animales.
    Saúl cometió entonces un error de funestas consecuencias. Debería haber razonado como teólogo o como metafísico. Pero solo era un guerrero. No comprendió la diferencia enorme entre lo que Yahvé le había ordenado y lo que él se proponía hacer.
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