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Rosario Castellanos

Oficio de tinieblas

En 1867, en San Cristóbal de Las Casas, un grupo de indios chamulas se levantó en armas. Este hecho culminó con la crucifixión de uno de ellos, al que los amotinados proclamaron como el Cristo indígena. Rosario Castellanos penetra en esta novela las circunstancias y la psicología de los personajes que intervinieron en esos acontecimientos. Estas páginas atrapan el tiempo indígena en su naturaleza cíclica y ceremonial; pero más aún, se convierten en el reflejo universal de aquellos seres humanos determinados por una cultura milenaria cuyo choque con Occidente los ha herido y transformado. La joven que leía a Simone Weil en Chiapas comprendió, con ella, que el poder que une y destruye no es unívoco: proviene lo mismo del opresor que del oprimido.
463 printed pages
Copyright owner
Bookwire
Original publication
2018
Publication year
2018
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👍👎

Impressions

  • Sandy Jaguarshared an impression5 years ago
    💡Learnt A Lot
    🎯Worthwhile
    💧Soppy

    De las mejores novelas mexicanas. Enfrenta las dos caras de un México profundamente dividido entre opresores y oprimidos.

  • Rocishared an impression2 years ago
    👍Worth reading
    🔮Hidden Depths
    💡Learnt A Lot
    🎯Worthwhile
    🚀Unputdownable

    ¡Grande, Rosario Castellanos! ¡Qué libro tan significativo!
    Uno de los mejores que haya leído en los últimos años.

    En la versión audiolibro, la narración de Sergio Bustos es magnífica.

  • Mariana Nomásshared an impression5 years ago
    👍Worth reading
    🔮Hidden Depths
    🚀Unputdownable

    fue como ir en el lomo de un tigre por el ojo de un huracán.

Quotes

  • Grishas quoted4 days ago
    Catalina Díaz Puiljá, apenas de veinte años pero ya reseca y agostada, fue entregada por sus padres, desde la niñez, a Pedro. Los primeros tiempos fueron felices. La falta de descendencia fue vista como un hecho natural. Pero después, cuando las compañeras con las que hilaba Catalina, con las que acarreaba el agua y la leña, empezaron a asentar el pie más pesadamente sobre la tierra (porque pisaban por ellas y por el que había de venir), cuando sus ojos se apaciguaron y su vientre se hinchió como una troje repleta, entonces Catalina palpó sus caderas baldías, maldijo la ligereza de su paso y, volviéndose repentinamente para mirar tras de sí, encontró que su paso no había dejado huella. Y se angustió pensando que así pasaría su nombre sobre la memoria de su pueblo. Y desde entonces ya no pudo sosegar.
  • Sandrahas quoted5 months ago
    La revelación sacudió a Marcela. Instintivamente se llevó las dos manos al vientre como para detener eso que iba creciendo, implacable, dentro de ella, hora tras hora, más y más, y que terminaría por devorarla. Empezó a sentirlo: eso se movía, golpeaba, asfixiaba. Un espasmo de asco, último gesto de defensa, la curvó. Un ansia incontrolable de arrojar la masa gelatinosa que pacientemente roía sus entrañas para alimentarse; un deseo de destruir esa criatura informe que la aplastaba ya con el pie del amo.
  • Mónica Ramírezhas quoted8 months ago
    Oído duro, pecho indiferente, mano cerrada.

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