Si alguien actúa habitualmente de forma encomiable –quizá un compañero de trabajo cuidadoso que suele llegar a las reuniones bien preparado o un amigo servicial que frecuentemente se esfuerza por dar una respuesta útil a tus ideas– hazle un cumplido no solo por su comportamiento, sino también por sus cualidades. Probablemente sigas viendo esa actitud en el futuro