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Marta D. Riezu

Agua y jabón

Preguntaron a Cecil Beaton: ¿qué es la elegancia? Y respondió: agua y jabón. Que es lo mismo que decir: lo elegante es lo sencillo, lo útil, lo de toda la vida. La elegancia involuntaria se asocia al gesto generoso, a la alegría discreta, a la persona que aporta y apacigua.
El libro se divide en tres partes: «Temperamentos», «Objetos» y «Lugares». Un canon personal construido no como un refugio contra la vulgaridad –la vulgaridad puede ser maravillosa–, sino contra el sucedáneo. Completa el texto un suplemento de afinidades en forma de diccionario. El mundo de este libro es fragmentario, lento, de convivencia fácil. La barredura de nombres se puede leer aleatoriamente. No esperen emociones fuertes. Abrir por cualquier página, un rato de compañía, descubrir algo, ir a dar un paseo. Eso sería perfecto.
Agua y jabón habla del amor a las bibliotecas públicas, el humor barato, los mapas, la familia Cirlot, Paul Léautaud, el encanto imbatible de los pajarillos, el paseo errante, los hippies sospechosos, las viejas pastelerías, los trenes y los zepelines, Bruno Munari, Fleur Cowles, los viajes de novios de nuestros padres, la Venecia de Wagner, los perros cuentistas, comer fruta directamente del árbol, lo cursi y lo camp, el Rastro, Josep Pla, las manías, los tricornios, las mantas, Snoopy, barrer nuestro trozo de acera, Giorgio Morandi, Carlos Barral, Ricardo Bofill, el surf, la lana, el queso, los jardines.
Lo recogido en Agua y jabón es el resultado de una trayectoria intuitiva y desordenada. Hay lealtades antiguas y otras recientes. Hay, sobre todo, silencio, admiración, paciencia y predilección por la realidad más próxima.
253 printed pages
Original publication
2022
Publication year
2022

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Quotes

  • pez-koihas quoted2 years ago
    Ante todo, la aceptación de una derrota: todos los obsesionados con el silencio tenemos un punto de chifladura
  • Rafael Ramoshas quoted20 hours ago
    Los buenos diseñadores no viven dentro de la moda. Apenas es su punto de partida. Para ellos resulta un mero vehículo para hablar de lo verdaderamente importante: la filosofía, el arte, la naturaleza, la política. Los buenos diseñadores se fijan en las personas, y con su trabajo cuentan historias honestas acerca del ser humano; lo que necesitamos, lo que queremos ser. Los malos diseñadores solo se fijan en otros diseñadores. Todo lo que existe hoy en moda se lo debemos a esos creadores que abrieron caminos, y también a los anónimos que, desde sus casas, sin formación pero con una buena dosis de gracia natural e intuición, cosieron uniformes, camisas, ropa infantil.
  • Rafael Ramoshas quoted20 hours ago
    Coincido en algo con todos mis amigos presumidos: con el paso de los años la moda nos ha ido importando un pito, pero nos sigue interesando la ropa. Es decir, el específico poder evocador y comunicativo de una prenda. Cuando alguien lleva un atuendo elegido por instinto y sin pretensión alguna, la ropa se disuelve hasta hacerse invisible. Solo vemos a la persona siendo ella. Al desvestirse y dejar sus cosas encima de la cama, la ropa seguirá teniendo su espíritu, su intención y su filosofía de vida. La persona seguirá estando ahí. En la penumbra del dormitorio de mis abuelos, la bata de flores que descansaba en la silla era un compendio íntimo de mi abuela: contenía sus gestos, sus formas, su lugar en el barrio y su tarde frente a la tele.

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