¿Cuál es nuestra peculiaridad, nuestra misión como congregación? No somos una orden contemplativa ni educativa, ni misionera ni mendicante. En realidad, nuestro carisma, nuestra particularidad como congregación, surge de nuestro voto privado de no criticar a los superiores. Ese concepto obsesivo de unidad. De ejército en pie de batalla que tiene que funcionar como un único cuerpo, sin grietas, disensiones ni crítica. No hacer ni decir nunca nada que pueda perjudicar a la congregación. Aunque tengas que mentir a los obispos, falsear las cifras de vocaciones, hacer regalos o sobornar, o quitar de en medio a un sacerdote crítico y mandarle con buenas palabras a la otra punta del mundo.